El término "trastornos asociados al latigazo cervical" (WAD, por sus siglas en inglés) es utilizado para describir un conjunto de síntomas resultantes de la aceleración y desaceleración bruscas de la cabeza, más comúnmente durante colisiones de vehículos motorizados. Esto puede incluir síntomas físicos como dolor y rigidez de cuello; dolor que empeora con el movimiento del cuello; pérdida de movimiento del cuello; dolores de cabeza que comienzan en la base del cráneo; sensibilidad/dolor en el hombro, la parte superior de la espalda o los brazos; y hormigueo o entumecimiento en los brazos. Sin embargo, los pacientes con WAD también pueden experimentar síntomas no musculoesqueléticos que también se asocian comúnmente con conmociones cerebrales, como mareos, fatiga, confusión mental, visión borrosa, zumbido en los oídos (tinnitus), interrupciones del sueño, problemas de memoria, depresión y ansiedad. Exploremos por qué esto puede ser así aunque el cráneo no golpee nada durante un accidente automovilístico.
Una revisión sistemática de ocho estudios realizada en el 2021 concluyó que no existen límites claros entre el traumatismo craneoencefálico leve (TCE leve) y el trastorno asociado al latigazo cervical (WAD), ya que comparten muchas características comunes, como síntomas similares, biomecánica del traumatismo, trastornos cognitivos, lesiones axónicas difusas visibles en la resonancia magnética funcional (RMf), disfunción articular de la columna cervical, debilidad en los músculos flexores cervicales profundos, y rigidez y debilidad de los músculos extensores cervicales, que pueden contribuir a las cefaleas. Además, los investigadores señalan que los exámenes de los pacientes que sufren síndrome conmocional persistente suelen revelar disfunción articular cervical y síntomas como dolor y rigidez de cuello. Asimismo, los pacientes con WAD crónico pueden experimentar muchos síntomas persistentes similares a los de una conmoción cerebral.
Durante un evento que genera un latigazo cervical, particularmente en las colisiones traseras, la cabeza sufre un movimiento rápido y enérgico que ocurre en milisegundos—demasiado rápido para que las personas se preparen para el impacto. El cerebro, suspendido dentro del cráneo por delicados ligamentos, se mueve rápidamente hacia adelante y hacia atrás, golpeando las superficies internas del cráneo. Además, el cinturón de seguridad diagonal hombro-pecho utilizado en los vehículos puede crear una fuerza de rotación o torsión en el torso y el cuello, introduciendo un movimiento de torsión en el impacto. Estas fuerzas de rotación pueden causar el cizallamiento o desgarro de delicadas fibras nerviosas (axones) y pueden provocar hematomas o contusiones en el tejido cerebral, generando así síntomas neurológicos característicos de las conmociones cerebrales. Por lo tanto, incluso en ausencia de traumatismo externo en el cráneo, el cerebro puede lesionarse al entrar en un fuerte contacto con el interior del cráneo.
Los quiroprácticos desempeñan un papel especialmente beneficioso en el tratamiento del WAD debido a su enfoque holístico en la atención al paciente. El tratamiento quiropráctico suele incluir técnicas manuales de manipulación y movilización de la columna vertebral para restaurar la función articular, mejorar la postura, y aliviar el dolor. Los médicos quiroprácticos también pueden utilizar diversas modalidades físicas en el consultorio, como la estimulación eléctrica, el ultrasonido terapéutico, la terapia láser, y la terapia de campos electromagnéticos pulsados, para reducir la inflamación, acelerar la curación y tratar el dolor agudo o crónico. Los pacientes suelen recibir instrucciones sobre ejercicios terapéuticos diseñados para fortalecer los grupos musculares débiles, estirar los tejidos demasiado tensos, y corregir los patrones posturales anormales—particularmente la postura de cabeza adelantada. Además, los quiroprácticos suelen ofrecer consejos dietéticos y recomendar suplementos nutricionales para reducir la inflamación y favorecer la cicatrización de los tejidos, junto con estrategias caseras de tratamiento del dolor que incluyen hielo, calor, y movimientos suaves.